jueves, 23 de octubre de 2014

AL RESCATE DE OTRA JOYA OLVIDADA

Capilla de Nuestra Señora de la Estrada
Al Rescate de Otra Joya Olvidada


Por: Vicente Fernán Arango Estrada
Presidente Centro de Historia de Manizales
Miembro de Número Academia Caldense de Historia


Definitivamente Manizales, en su amoblamiento urbano, cuenta con algunas edificaciones que se resisten a morir en medio del abandono, la desidia y el desinterés de las autoridades civiles, eclesiásticas y militares, para ellas, pareciera que la historia y la tradición no valieran.
En el Proyecto de Renovación Urbana de la parte norte de nuestra ciudad, concretamente en el tradicional y añejo Barrio de La Avanzada, más abajo del, también viejo, Barrio de San José, en lo que solía ser la antigua carretera hacia el Puente de Olivares, se encuentra una construcción, semiabandonada y por lo tanto ya olvidada, que en su momento fue  centro de actividades educativas y religiosas, identificado en el Proyecto como predio 12 de la manzana 264, la que está enmarcada por la calle 29 con carrera 10 de la nomenclatura actual.
Era una modesta capilla adscrita a la Parroquia de San José, construida y regentada por  la comunidad de la Compañía de Jesús, es decir, cuando los padres Jesuítas tuvieron su Casa y Comunidad entre nosotros; hablamos de los años cincuenta del pasado siglo XX.
Levantada con el esfuerzo y el aporte de numerosas personas pudientes y no pudientes en lo económico, pero si capaces de abrir y sostener centros de alimentación espiritual. Por razones que no son del caso enumerar, aquellas calendas pasaron al olvido, obligando al desmantelamiento y abandono del centro de educación y más tarde de oración.
Pero ahora, el diligente y entusiasta Rubén Darío Orozco Gómez, más conocido como “El Alcalde”, se ha empeñado en dar la batalla por la conservación de dicho lugar, pues la proyectada Avenida Colón pasa frente a la otrora Capilla de Nuestra Señora de la Estrada, situación que pudiera ponerla, nuevamente, en un sitio de preferencia, tanto en lo civil como lo religioso.
La historia oral y tradicional dice que en dicho sitio hubo una especie de Club del que era  propietario el conocido Aparicio Díaz Cabal y que en su momento sirvió como alojamiento para los jugadores foráneos del equipo de fútbol Atlético Cabal, aseveración que se debe tomar con “beneficio de inventario”, pues ya sabemos de las enormes incongruencias de que está llena la historia oral, sin embargo, exponemos estos datos para que los lectores puedan formarse una idea de los usos que ha tenido la propiedad. 
La historia documentada de la emblemática construcción inicia el 17 de octubre de 1949, cuando, por medio de la Escritura Nº 1785 de la Notaría 1ª de Manizales, la Compañía de Jesús, compra a Julia Rosa Hincapié de Cifuentes, un pequeño lote de terreno, por la suma de $ 4.000.00; siguiendo a dicha transacción, una segunda, en la misma Notaría, el 25 de abril de 1950, por medio de la Escritura Nº 781, por otro pequeño lote contiguo al primero; posteriormente, por medio de la Escritura Nº 1027 de la Notaría 1ª, fechada el 26 de mayo de 1950, la Compañía de Jesús, compra a la misma vendedora anteriormente citada y a los esposos Pedro Vargas y Ana Dolores Castro de Vargas, otro pequeño lote y una posesión de otro más, ambos contiguos a los dos primeros; el 12 septiembre, del mismo año 50, por medio de la Escritura Nº 1744, la Compañía de Jesús, compra a Carlos José Jiménez, un derecho de dominio sobre un lote contiguo a los anteriores; finalizando el proceso de compra el 23 de enero de 1951, por medio de la Escritura Nº 136, cuando los Jesuítas compran un último derecho de dominio sobre un lote, contiguo a los anteriores, a Rafael Morales Rincón.
Tiempo después, el 20 de febrero de 1957, la Compañía de Jesús, transfiere a “título de donación”, aquellos lotes, ya englobados en uno solo, “con todas sus dependencias y anexidades”, a la Parroquia de San José, representada por su Párroco, el Pbro. Héctor Giraldo Giraldo.
En la referida Escritura, se habla de unas condiciones para hacer efectiva la donación, concretamente cuando se expresa: “ A. -Que la Parroquia no podrá disponer del local de escuela que está edificado en el terreno objeto de esta donación antes del diez y ocho de abril de mil novecientos sesenta y seis porque hasta esa fecha la Compañía de Jesús lo arrendó a Hijos de José Restrepo y Compañía para escuela, y hasta esa fecha tiene pagados los arrendamientos…”. 
De lo que podemos deducir que la Capilla,  antes de su dedicación religiosa, fue una escuela de primeras letras, patrocinada por la Luker, empresa de propiedad de los herederos de José Jesús Restrepo, la que desde aquellos lejanos días ya mostraba su fuerte vocación de compromiso social.

Nuestra Señora de la Estrada

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Nuestra Señora de La Estrada, virgen a la que la comunidad Jesuítica en todo el mundo tiene especial veneración, no es otra que la misma “…Madonna della Strada o Nuestra Señora del Camino, Patrona de la Compañía de Jesús y la primera ante la cual San Ignacio de Loyola y los otros fundadores de la Compañía oraban en Roma. Y también fue la imagen de María que se honraba en la primera Iglesia que tuvo a cargo la naciente Compañía de Jesús; parece que fue impuesta como Patrona de la pequeña Capilla de que hablamos por la curiosa y coincidencial relación que podría tener con Don Félix Estrada Botero y sus hermanos Marco, Emiliano, Diego, Luciano, antiguos propietarios de los terrenos en que se construyeron los barrios La Avanzada, San Ignacio y Estrada, terrenos donde descansaban, transitoriamente, sus bueyes y mulas después de las largas travesías, por el oriente hasta Mariquita, y por el occidente hasta Cartago y La Virginia, cuando Manizales era el epicentro de las grandes recuas transportadoras de nuestro comercio de importación y exportación.
La Virgen de La Estrada, también ha tenido, por años, un culto especial en Aguadas, tierra genitora de la extensa familia Estrada, allí, en su templo parroquial ha existido, en sitio preferencial, una pintura que la representa

martes, 18 de marzo de 2014

GÉNESIS PATRONÍMICA DE LA CIUDAD DE MANIZALES


En la séptima década del siglo XX tuvieron auge algunas interpretaciones muy politizadas de los conflictos sociales de nuestra historia, entre varias de ellas llama la atención la de José Fernando Ocampo en su libro “Dominio de Clase en la Ciudad Colombiana”, donde presenta el caso de la fundación de Manizales como un claro ejemplo demostrativo del dominio ejercido por un pequeño grupo de colonos adinerados o de alguna prestancia social, preeminencia debida, según él, a la resonancia de sus apellidos o a la capacidad económica y asociativa de sus clanes familiares, tesis que no se debe ver como una verdad incuestionable sin haber conocido pormenorizadamente las adjudicaciones realizadas en el área urbana de la capital caldense.

Se ha repetido incansablemente durante estos ciento cincuenta años que individuos pertenecientes a familias de los apellidos Arango, Gutiérrez, Palacio, Echeverri, Jaramillo y Londoño, se adueñaron de los primeros y más importantes lotes repartidos en la ciudad, aseveración que no es cierta, pero que con el correr de los años se ha aceptado como una verdad incuestionable, nada más contrario a la realidad, no se debe seguir aceptando aseveraciones como las de José Fernando Ocampo cuando dice: “en el área urbana, la adjudicación de lotes se hace a las 45 familias de los más influyentes de la ciudad”, juicio que, seguramente, se hizo sin conocer el registro que se llevó de ellos y en el que nunca dijo cuales eran esas 45 familias o quienes las conformaban.

El inicial tejido urbano manizaleño mostró una clarísima e incuestionable democratización, el éxodo antioqueño se hizo con elementos de todas las capas sociales y económicas, debe tenerse siempre en cuenta que en la tarea de colonización propiamente dicha no hubo marcados distingos de clase, la sociedad patriarcal y bonachona de la Antioquia pueblerina de principios del siglo XIX no conocía el asfixiante clasismo que si imperaba en otras regiones de la Nueva Granada, quizá por ello fue posible la espectacular marea migratoria, o tal vez sean otras las motivaciones causantes del inmenso desplazamiento.

Se debe desmitificar la participación numérica de los 165 apellidos que aparecen  en el reparto urbano de la tierra manizaleña, el denominado notablato no tuvo la cuantiosa participación predial que algunos le imputan, entre ellos José Fernando Ocampo, quien, seguramente, propuso su tesis, sin conocer los datos pormenorizados sobre adjudicaciones.

Contrariamente a lo que hasta hoy se ha creído y pregonado el apellido de mayor figuración predial urbana, en el tan comentado registro, es el Giraldo, que alcanzó 37 adjudicaciones, luego le siguen en orden descendente, Arango con 31 lotes, Valencia con 24, Gómez con 21, Henao con 20, y Salazar con 16.

Luego vienen los Cardona, Gallego y Osorio cada uno con 15, Jaramillo y Ramírez con 14, Echeverri, Marín y Palacio con de a 13 adjudicaciones, Ceballos, García, Ocampo y Quintero con 12, Arias con 11, y Correa con 10 lotes a su favor.

Descendentemente sigue una verdadera constelación en la que se puede apreciar la casi totalidad de la gama de los apellidos migrantes del sur antioqueño y algunos pocos de procedencia desconocida, tal vez, caucana, veamos:

Castaño, Hernández, Londoño, Martínez y Zapata, cada uno, con 9 adjudicaciones.

Grisales, Orozco, Ortíz, Ríos y Vargas con 8 repartimientos cada uno.

Castrillón, Duque, Muñoz, Restrepo, Rincón, Salgado, Tabares y Villegas con 7 adjudicaciones cada uno.

Agudelo, Aristizábal, Buitrago, Buriticá, Díaz, González, Herrera, López, Mejía, Rodríguez y Sánchez con 6 entregas a cada uno.

Aguirre, Alvarez, Angel, Franco, Gutiérrez, Hurtado, Monsalve, Ospina, Pineda y Torres  con 5 adjudicaciones a cada uno.

Alzate, Arbeláez, Carmona, Castro, Corrales, Galeano, Parra, Rondón, Ruiz, Suárez, Vallejo y Velásquez con de a cuatro repartimientos.

Cárdenas, Cifuentes, Clavijo, Chica, Hincapié, Isaza, Jiménez, Medina, Mesa, Montes, Moreno, Peláez y Rengifo con tres lotes a su nombre cada uno.

Aranzazu, Arcila, Atehortúa, Betancourt, Calderón, Carvajal, Cortinez, Escobar, Espinosa, Grajales, Guevara, Hinestroza, Hoyos, Monsalvo, Montoya, Morales, Nieto, Pérez, Quinchía, Rivera, Robledo, Rojas, Serna, Sosa, Uribe, Urrego, Vásquez y Yepes con dos adjudicaciones a cada uno.

Acevedo, Acosta Amézquita, Arenas, Bedoya, Benjumea, Bernal, Botero, Bustamante, Caicedo, Cañaveral, Cataño, Ciro, Cortez, Cruz, Cuervo, Dávila, De la Arena, Flórez, Garcés, Gaviria, Granada, Guarín, Guerrero, León, Lerchundi, Loaiza, Márquez, Méndez, Molina, Montaño, Mora, Naranjo, Pamplona, Parada, Patiño, Penagos, Piedrahíta, Posada, Quiceno, Santa, Silva, Soto, Tamayo, Tobón, Usma, Vanegas, Varela, Vasco, Vega, Vélez, Walker y Zuluaga con una entrega a cada uno.